¡Qué bien! El tiempo ha respetado los dos días precios a la
carrera y, por lo tanto, no se esperan acumulaciones bestias de agua y barro.
Son las 5:30 y ya estoy en camino a St. Quirze de Besora, la temperatura es buenísima y hoy va a ser un gran día para correr.
Aparco junto a la salida, poco ambiente y en un abrir y cerrar de ojos ya estoy clavando el dorsal en la camiseta. Unos 50’ antes de salir me doy cuenta de que no he desayunado! Bufffff… agaroo el bocata , le arranco la corteza y engullo la parte más tierna… en fin, ya tendré tiempo de comer durante la Trail.
Entro en el cordón de los corredores, intercambio un par de wats con Dani Charles, al que no ha habido forma de encontrar previamente, y me sitúo en la zona delantera de salida.
Un magnífico espectáculo, pequeño muestrario de Diables,
deja paso a la cuenta atrás y se lanza la carrera. Como siempre, primer km más
rápido de lo que mi sentido común dice debería ser, y los primeros que se van
distanciando poco a poco en el horizonte. En el segundo kilómetro, los halos de
luz de sus frontales ya se han transformado en pequeños puntos que siguen menguando
al acrecentarse el gap entre ellos y yo.
Yo sigo corriendo algo por encima del ritmo que debería llevar durante los primeros kilómetros pero prefiero forzar que apalancarme en posiciones más retrasadas.
Yo sigo corriendo algo por encima del ritmo que debería llevar durante los primeros kilómetros pero prefiero forzar que apalancarme en posiciones más retrasadas.
Al llegar al primer avituallamiento veo a Alex que ha venido a hacernos seguimiento y me canta posición 38. Todavía queda mucho por delante y el recorrido es muy rompepiernas. Pese a eso, soy consciente que estoy yendo más rápido de lo que debería y así continúo sumando tanto kilómetros como metros de desnivel y tratando de llevar una pauta adecuada de hidratación y nutrición.
La estrategia planteada de inicio era llegar al Km25 con el freno puesto para después, entre el 25 y el 42, ir ganando posiciones, mantener pulsaciones bajas en la subida al 50 y echar toda la leña desde ahí hasta meta. Una vez más (no aprenderé), no se ha cumplido en absoluto el plan y llego al Km25 preguntándome a mí mismo si seré capaz de acabar la carrera.
Aunque el circuito ha variado algo respecto ediciones pasadas, se mantiene la inconmensurable belleza de sus paisajes, la brutalidad de sus subidas (muchas a base de cuerdas y uso de las cuatro extremidades, la dificultad de algunas de sus enlodadas bajadas y las peculiaridades que hace de esta carrera una de las más recomendables del calendario (sus avituallamientos, con ratafía servida por camareros incluida, su perfecto marcaje y el calor de todos los voluntarios y organizadores, son algunos de los muchos factores por lo que merece la pena recomendar este Trail).
Creo recordar que en el Km25 me canta Alex que he mejorado un par de posiciones pero en ese momento pienso poco en ello y me concentro en ir sumando poco a poco… o, mejor dicho, en ir restando.
Parece que, ya incrustado en un ritmo adecuado y algo más de entereza mental, los kilómetros van transcurriendo mientras recupero y pierdo posiciones en un balance muy difícil de controlar.
Llego al avituallamiento de Salgueda y Alex me comenta que “sólo” quedan dos subidas, la de Bellmunt (que cree que debe ser dura) y la que hay tras Santa María de Besora.
Salgo, tomándomelo con calma, y encaro la primera de las dos tachuelas que me quedan por delante.
Por mucho que me hayan avisado, no imaginaba que iba a ser tan dura. La verticalidad del sendero es muy severa y hay momentos en los que blasfemo mientras me pregunto si el suplicio no va a acabar jamás.
Por suerte (y por lógica) sí que acaba y una zona de llaneo por otro paraje de gran belleza me permite poco a poco ir recuperado ritmo y entereza.
Durante la subida me han avanzado un par de corredores y creo recordar haber pasado yo a alguno pero la nebulosidad provocada por el esfuerzo hace complicado realizar operaciones matemáticas, aun tratándose de sumas de nivel P3.
Tras una bajada espectacular, llego a Sta. Maria de Besora donde vuelvo a encontrarme con Alex. En el avituallamiento me lo tomo con una cierta calma, bebiendo, comiendo y conversando para dar algo más de cancha mis maltrechas patas.
Alex me canta posición 30 o 32 y 6º veterano. Me cuenta que llevo a tiro al siguiente así que salgo camino de la última tachuela y últimos 6Kms teóricos de carrera.
La subida, de unos 2-3Kms se deja hacer; es dura pero lejos de lo que fue subir a Bellmunt. Al coronar empieza a vislumbrar a lo lejos una camiseta fluorescente, que debe ser el 5º veterano. A base de trotar donde se puede, caminar en terreno más duro y bajar fuerte, consigo darle caza y adelantarlo. Se le ve cascado (quién no lo está ya a estas alturas) y en 500m ya no lo veo tras de mí. Estoy ya sobre el Km52 y me lo tomo con calma pues los gemelos empiezan a escalar por mis piernas cuando troto en zona plana.
Estoy ya en el 53 y paro a estirar. El deterioro de mis gemelos avanza a pasos agigantados y todavía estoy en lo alto de la pradera, sin atisbos de Sant Quirze de Besora. – Uffff!!!! – me da a mi que los teóricos 53Km no están bien medidos.
Me cruzo con un caballero que me anima. A mi pregunta de cuanto queda, me contesta que nos está seguro pero que apenas 3Kms.
- ¡¡¡¡¡ Apenas 3kms !!!!! - WTF!!!!! Yo ya voy con menos de lo justo y todavía 3kms por delante.
- Por cierto, espabila, que ahí te vienen dos – Comenta jocoso el caballero.
Miro hacia atrás y veo dos corredores con los que he ido intercambiando posiciones. Puedo vislumbrar la sangre en su mirada así que toca salir por patas de ahí y sufrir el último rato, jajaja.
La zona de planeo, que me queda hasta encarar la bajada, se me hace muy dura. Puedo avanzar con algo similar al trote pero debo vigilar mucho pues los gemelos se suben, dependiendo de cómo coloco las piernas.
Llega la bajada y ahí, por suerte, la musculatura mayor me responde genial.
Llego a la zona más elevada del pueblo y escucho a los dos compañeros que vienen por detrás apretando para darme alcance. Acelero un poco más en el tramo de escalera que eme escupe a la calle principal y encaro por fin el arco de llegada deseando finalizar con el sufrimiento.
8h12’, 28 clasificado y 5º veterano.
Muy contento con el resultado y, sobre todo, con haberle podido dar la vuelta psicológicamente a los momentos difíciles hacia mitad de carrera.
Pese al suplicio pasado, y ya camino de las duchas, me sorprendo comentándole a Alex que ya hay información sobre la Valles Drac Race 2019…. Ay! Es que no aprendemos!!!.
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