martes, 29 de enero de 2013

Duatló Olímpica de Rubí (20 enero del 2013)


Despierto casi convencido de que hoy no correré la carrera. He pasado un par de días resfriado y con una laringitis que me había dejado como a Harpo, ya sabéis, el hermano mudo de los Marx (aunque sólo lo era en las películas).


Pero el dolor de cabeza que me ha acompañado los dos días anteriores ha desaparecido.

Abro la puerta de la terraza barajando la posibilidad de acudir sin bicicleta y correr los primeros 10kms de la carrera, pero cambio de opinión al ver que, pese a estar el suelo todavía mojado de la lluvia que ha caído durante gran parte de la noche, no hay rastro de nubes que puedan hacer pensar en una mañana pasada por agua.

Improviso un almuerzo rápido y meto la bicicleta en el coche. Amaia lleva un par de días con febradas y hoy no me acompañará el apoyo moral de las niñas de la casa.

Sin mayores problemas aparco en alguna de las calles que rodean la zona de boxes, ubicada en la estación de ferrocarriles de Rubí.

Enseguida llama la atención el tinglado organizado por los del C.N. Rubí: Boxes cercados por un vallado elevado, con numerosos voluntarios, espacio entre barras más que suficiente, buena disposición del arco de salida-llegada con espacio más que suficiente para dar la salida a un buen número de corredores, diversidad de carpas que dan un aspecto de oficialidad a la carrera, etc… Me han hablado bien de cómo se ha preparado esta primera edición y, por el momento, la cosa pinta bien.

Poco a poco voy encontrándome a los compañeros y, entre charlas y risas, estamos ya colocados a escasos metros del arco de salida y esperando ya que se dé el inicio de la duatlón.



Salida sin cuenta atrás y todo el mundo corriendo cual maqui huyendo de los franquistas mientras yo voy reajustando el chip “media maratón” sin dejarme llevar demasiado por la emoción colectiva.



Enseguida se va unos metros por delante Jordi Fabra y, todavía durante un par de kilómetros, avanzo con Jordi Casas tanteando mis pulmones y esperando la aparición de algún efecto secundario del resfriado… pero, nada más lejos de la realidad, es como si hubiese desaparecido totalmente esta mañana!.

Pensando en mis cosas, y mientras veo alejarse por delante también a Casas, me adelanta como una moto el tercer Jordi en discordia: Jordi Romero, a un ritmo que roza el insulto y saludando risueño, como siempre.

Su figura se empequeñece frente a mí rápidamente y no tardará en alcanzar y sobrepasar a los Jordis que le preceden.

Yo sigo fiel a mi plan original y me mantengo en ese punto de equilibrio entre el sufrimiento y la comodidad… si es que existe tal punto. Animado en todo momento por el ritmo de tres cuarentaialgo que voy viendo en el Garmin, parece que voy ahora recortando distancia con el resto de compañeros que me anteceden, los cuales deben llevar unos 30” de margen.

Estoy llegando al Km8 y observo mi situación en carrera… Voy más sólo que la una y, de llegar a boxes de forma aislada, las posibilidades que me brinda el parcial de bici no son demasiado halagüeñas: o sufrir como un mártir para intentar atrapar el grupo predecesor (cosa bastante improbable) o ir esperando al siguiente grupo perdiendo bastante tiempo y posiciones.



Así que cierro un poco los ojos, aprieto dientes y acelero la respiración pasando a funcionar en modo “cuchillo” para intentar agarrar al grupito de adelante, sobre todo pensando en la rueda de Fabra, que seguramente será la locomotora del grupo que se cree.

El último esfuerzo ha merecido la pena y me he metido en boxes a pocos segundos de Fabra y acabando el primer parcial (muy corto, por cierto.. unos 9,3-9,4Kms) en 35’25’’… muy contento con el ritmo.

El cambio rápido de disciplina me permite salir junto a Jordi y poco a poco vamos alcanzando a gente que se van añadiendo creando un primer grupo pequeño de 6 ó 7 ciclistas.

Mi idea inicial de un parcial en bici tranquilo se va al garete debido al ritmo que pone Jordi al grupo. Entro un par de veces al relevo y enseguida veo lo poco recomendable del procedimiento… faltan quilómetros en las piernas…

Seguimos sumando integrantes al grupo y los pies no dejan de hacer presión en los pedales en ningún momento durante toda la primera vuelta. En nuestra progresión hemos alcanzado a Casas y a Romero que se han sumado a la locura.

En los tramos en ascenso, de unos 2-3Kms de distancia, el ritmo es más agónico y el grupo va haciendo la goma perdiendo unidades a medida que pasan los quilómetros. Yo sigo colocado en la zona delantera para evitar el corte y prefiero no echar la vista hacia atrás.

Por suerte, la segunda vuelta se hace de forma más tranquila y no hay intentos importantes de romper el grupo… todo el mundo está satisfecho con la posición que llevamos y la cabeza lleva ya rato puesta en los últimos 5 kms de carrera a pie.

Ya llegamos a boxes y el momento de la transición más relevante está a punto de suceder. En la segunda transición es en la que se puede perder (o ganar) un buen tiempo puesto que la técnica que cada uno tenga para apearse de la bici, colocarse las zapas de correr, etc… puede dar como resultado muchos segundos de diferencia.

No tiene mucho sentido darse unas palizas de escándalo entrenando series agónicas (dejadme aportar una cierta épica al parágrafo) para aumentar el ritmo de carrera en 5 segundos/km… y después pasarse 1 minuto (60 segundos  12”/km en 5Kms) cambiándose las zapatillas.


Vista general del caos en boxes tras la T1

Así que me coloco de los primeros del grupo en el momento de bajarme de la bici, con los pies ya fuera de las zapatillas (que quedan colgadas de los pedales) y, cual alma que lleva el diablo, corro hacia la posición que debe tener mi bicicleta en los boxes. Cuelgo la flaca, casco fuera y zapatillas con cordones elásticos enfundadas inmediatamente en los pies.



Súper contento del parcial ciclista, teniendo en cuenta los poquitos quilómetros que llevo en las piernas, finalmente ha salido a una media maja y el 15º parcial ciclista.

Lo que queda por delante no es un simple trámite. Son 5kms con la intriga de cómo responderá el cuerpo sin haber entrenado específicamente las transiciones y con tan sólo una torrada en el estómago.

En todo caso, es una intriga que está a punto de descubrirse…

Todavía más rápido que yo, unos 10m por delante, ya ha salido Jordi Casas mientras que en boxes he dejado a Fabra peleándose con las zapatillas.

Jordi Romero se ha descolgado finalmente durante el parcial ciclista y todavía no ha lelgado a boxes así que entre los tres debemos hacer el tiempo del equipo.

Primer quilómetro, en ligera subida, lo paso a buen ritmo; pero enseguida empiezo a notar la bajada energética pasando el segundo Km, todavía en ascenso, y sufriendo para mantener el ritmo por debajo de los 4’/km. Fabra me ha pasado hace unos instantes y Casas se ha ido alejando por delante minuto a minuto.



En cuanto llego al km 2,5 y la carrera se pone cuesta abajo, pongo el piloto automático y me dejo llevar por el propio peso hasta meta donde entro 20’’ por detrás de Fabra, en 18'48'', y completando una gran carrera a nivel personal (22o clasificado) y una tercera plaza por equipos por la que ha merecido la pena el sufrimiento.


Lamentablemente, Amaia estaba con fiebre y no me pude quedar para acompañar a los compañeros

Muy destacable también la tercera plaza en la general femenina de nuestra compañera Patricia Domínguez, marcando el mejor ritmo a pie en la T1 entre las féminas.

Tras la Duatlón, y coincidiendo con el cubata vírico que voy absorbiendo de Amaia, llevo una semana y media un tanto KO sin ningún entrenamiento digno y una tirada a ritmo coincidiendo con la Mitja de Terrassa en la que pude comprobar una cierta fatiga acumulada… es tiempo de tomarse un pequeño relax regenerativo.

Inscrito a la Mitja de Barna con la ilusión de hacer marca personal… aunque quizás haya que replantearse el objetivo hasta nueva orden.