viernes, 1 de junio de 2012

Triatlo B de Banyoles

Empiezo a cuestionarme seriamente si es conveniente hacer crónicas tan largas.
Inicié la que sigue hace 22 días pero, entre el escaso tiempo del que dispongo y mi manía de incidir tanto en los detalles, hace que no sea capaz de llevar al día el blog y cuelgue crónicas de carreras que pasaron hace ya más de un mes!….. En fin, lo sopesaré más adelante. Posiblemente tarde en llegar a una conclusión 20 ó 30 días más, jeje.

TRIATLO B DE BANYOLES

De un manotazo cierro el portátil tan pronto la luz del piloto azul se extingue indicando que el proceso de apagado ha llegado a su fin.
Por fin empieza este largo fin de semana de cuatro días y de inmediato partiremos hacía Banyoles donde pasaremos un par de noches en una masía rural con el objetivo de renovar el urbano fluido de nuestros pulmones por un aire mucho más puro de la Garrotxa y, como no, participar en el B de Banyoles.
La logística no es sencilla: que si la comida para dos días, que si la cuna de viaje, desmontar la bicicleta para que no sobresalgan las ruedas por el lateral trasero del coche,… 
- ¿Ya cabrá todo dentro? – Me pregunta Sandra con cara de incredulidad.
- Si, hombre, si! – Le respondo esforzándome en sonar contundente mientras de reojo voy mirando las bolsas de la niña, las nuestras de la ropa, las de la comida, bebida, la mochila de triatlón con todo el material de la carrera, la bici apoyada sobre la columna del parking, el carro de Amaia… y no puedo evitar pensar que, para dos noches, nos estamos pasando en algo…
Es momento de desplegar mis mejores armas como maestro de tetris: La cuna en el fondo, las bolsas comprimidas formando una base estable donde puedo colocar las bolsas de víveres e incluso la rueda trasera. En el asiento del copiloto dejo el carrito y, aprovechando el hueco que queda entre el asiento y el respaldo del carro, acuño una pequeña bolsa y el colchón plegado de la cuna.
Bieeen, ya solo falta hacerle hueco a la rueda delantera de la flaca así como las pizzas y tartas de manzana preparadas por Sandra….. buffffff…. Quién le iba a decir al chavalito aquel que podía pasar una semana entera escalando por el pirineo con una tienda de campaña minúscula, una esterilla medio roída y una bolsa de plástico rellena de latas de calamares en su tinta; que estaría hoy haciendo cábalas para rellenar todos los espacios de su vehículo con artilugios tales como Hello Kities, pingüinos de Madagascar y unos polvos raros que al mezclarlos con leche crean una especie de mejunje energético con sabor a 8 cereales con miel… jajajaja…somos energía: ni nos creamos ni nos destruimos, pero sin duda nos transformamos!.
Izamos velas con rumbo a tierras Gironines donde, tras poco más de una hora, fondeamos nuestra embarcación e iniciamos el traspaso de material desde el coche a la magnífica casa que hemos reservado. 
Els Lledoners, a unos 3 kms de Crespià, es una masía restaurada con una amplia cocina y comedor, 4 habitaciones de matrimonio con baño y una zona de relax en la zona superior desde donde se puede divisar una magnífica vista de los campos verdes que nos rodean.

Hoy la compartiremos con Marta, Alex y sus entrañables Oriol y Laura. Mañana llegarán Sergio y Carlos quienes, por motivos de fuerza mayor, no han podido unirse a nosotros el viernes… ellos se pierden la carga de hidratos de la primera noche…

Sin demasiada prisa amanece el sábado y, antes de desayunar, Alex y yo procedemos con la tradicional “activación”: unos 30 minutos de ciclismo suave seguidos de diez minutos de trote que tienen un beneficio terapéutico-mental más que realmente físico.
El resto del día lo pasaremos visitando una feria de quesos y vino (por cierto, exquisito el parmesano que adquirimos allí), comiendo en Banyoles y dando vueltas por los pueblos colindantes (curiosos algunos de los artículos decorativos ubicados en sus calles)..



También hubo tiempo para diversos trabajos manuales..

Y hasta para la música, dirigiendo orquestras

Rozando la hora de la cena el tiempo ha cambiado, llenándose el cielo de nubes oscuras… Asco de tiempo! Que ganas de sol, sudor y calor que tengo!.
Llegan Carlos y Sergio mientras las primeras pizzas ya humean en el horno y las cervezas esperan frescas en la nevera.
Amaia despliega sus mejores armas de nuevemesina: unas palmitas, unos brubrubrubru que emergen al moverse la boca con el dedo, unas risitas para mostrar el pequeño avance de sus primeros dientes a través de la encía… y, a medida que las pizzas van desapareciendo del plato, su energía va disminuyendo hasta que sus ojillos de ángel se cierran dando paso a un inocente y placentero sueño.

Mientras tanto, la lluvia ha hecho acto de presencia en el exterior de la casa. Quiero creer la información que me da internet acerca de la previsión del tiempo en Banyoles para el domingo: Sol por doquier. Lo cierto es que, ahora mismo, cuesta de creer…. En fin, nos hidrataremos

Y la noche llega a su fin. Es hora de conciliarnos nosotros también con el sueño y tratar de descansar con la mente ya puesta en la carrera.

El despertador suena alrededor de las 6am. Me desperezo en el lavabo y me enfundo el mono de la sección y ropa larga para mitigar el frío de estas inapetecibles horas. 
Miro por la ventana y….. – SIIIIIII !!!! – No hay rastro alguno de nubes y el sol lucirá radiante en breve sobre los verdes campos de trigo. Mi humor cambia inmediatamente… es un buen día para disfrutar!.
Nos juntamos en la cocina para ingerir un par de torradas con mermelada, café y zumo de naranja; cargamos bicicletas y nos dirigimos hacia Banyoles para proceder con el proceso previo a cualquier carrera: larga cola para entrar a boxes, casco abrochado, dorsal colocado, DNI en la boca y sólo el material justo para la carrera.
La colocación de mi bici es buena y no habrá complicaciones para localizarla en las transiciones. Voy charlando con los compañeros a los que voy encontrando: Omar, Hermies, Jordi, Germán…. mientras coloco las zapatillas en las calas, dispongo el casco (por cierto, gracias a Carlos por dejármelo pues lo olvidé en casa), el dorsal, las gafas, etc….

En ese momento, desde la megafonía de la organización empieza a sonar una voz aguda y conocida: la de Sting entonando un dulce “I want my MTV…..” mientras de fondo un acorde in-crescendo que se funde con redobles de batería hace que se me ponga la piel de gallina.
Es el “Money for Nothing” de Dire Straits y, en el momento justo que el señor Mark Knopfler inicia el inconfundible e impecable rascado de guitarra con el que empieza este himno, elevo mi mirada al soleado cielo azul, respiro profundamente y siento que estoy listo para pasármelo bien.

Con esa inmejorable sensación me dirijo junto a Hermies a la salida de la carrera, situada aproximadamente a 1,5km de la localización de boxes. Unos 200 metros antes de llegar, él decide enfundarse el neopreno y meterse en el agua a calentar un poco. 
La federación ha informado que la temperatura del agua ronda los 14ºC (por lo que, dicho de paso, han decidido recortar el segmento de natación de los originales 2200m a 1500m… otro año más que el B de Banyoles se convierte en un olímpico largo). Con esos datos acerca de la temperatura, yo decido que mi calentamiento se realizará a medida que avance la carrera… hay tiempo más que suficiente.


Ya con el traje colocado, me sitúo en una posición bastante adelantada junto a Alex. Parece que todo el mundo es consciente del peligro que suponen 600 triatletas iniciando la natación saltando desde la parte superior del muelle y, entre el grupito que me rodea, acordamos que nos tiraremos ordenadamente y en calma para evitar accidentes desagradables.
Dicho y hecho! Buscando el hueco salto al agua y, tan pronto tengo “tracción”, inicio la huida cual escuálido waterpolista… cabeza fuera del agua y movimiento en aspa de los brazos. 
Por fin, hallo un cierto respiro y me puedo colocar en posición horizontal ganándome un espacio propio donde nadar sin golpes. Poco a poco vamos buscando la línea de corcheras que nos guíen camino de las boyas amarillas y, casualidades de la vida, quedo colocado entre dos nadadores que me posicionan justo en la línea de los corchos.
Aprovecho las pequeñas desviaciones que mis escoltas realizan para salir de dicha línea y evitar, en la medida de lo posible, los quiebros y golpes que me llevo con estos pequeños artilugios fabricados en poliestireno expandido o, como se le conoce más comúnmente, de porexpán… pero, la verdad, me paso casi toda la carrera recibiendo corchazos en la cabeza y en los brazos, cosa que tampoco me preocupa en demasía.
Me asombra ver el ritmo al que voy avanzando viendo pasar las cuerdas de las corcheras a una velocidad que se me antoja rapidísima. Me siento cómodo respirando a ambos lados y pensando continuamente “que bien nadan estos tíos” mientras observo, con cada giro de cabeza, el estilo natatorio de los que me acompañan, estirando elegantemente la brazada y observando como su cuerpo fluye fácilmente dentro del medio líquido.
Es en ese momento en el que me doy cuenta que yo también estoy ahí, quiero pensar que también avanzo con esa fluidez y me reconforta constatar que estoy mejorando mi natación pues son precisamente estas mejoras las que le motivan a uno a seguir entrenando.
Última boya que hay que rodear por la izquierda para hacer un giro de unos 90º que nos sitúa en los últimos metros del primer sector. Reduzco el ritmo para dar un cierto descanso al cuerpo y empezar a pensar ya en la transición. Salgo del agua rodeado de triatletas en su guerra personal por sacarse el neopreno mientras corremos camino de las barras… (esta vez no se trata de las barras de bar).
Tiempo natación: 24’21’’. Parcial 32


Los primeros metros corriendo sobre la moqueta que nos lleva a boxes son como revivir algunos momentos de juventud cuando, los menos responsables, experimentábamos con algunas sustancias fumables que nos hacían tambalearnos y dejar de pensar con claridad (si es que alguna vez lo hicimos).
Transcurridos esos primeros segundos de desorientación, echo mano a mi espalda para tirar abajo la cremallera del neopreno e iniciar la transición de natación a bicicleta.
Repito los pasos ya aprendidos y, aunque el neopreno se resiste más de lo deseado, el paso por boxes es relativamente rápido.
Salto sobre la bicicleta y empiezo a girar las bielas generando tracción y adelantando a algunos triatletas mientras trato de medir el punto de sufrimiento para mantener siempre una reserva energética que me asegure finalizar la prueba con ciertas garantías.

No hay demasiados ciclistas en la carretera lo cual me indica que estoy situado relativamente adelante mientras paso los primeros kilómetros el máximo de tiempo posible reposando sobre mis acoples.
Sobre el kilómetro 10 me alcanza Hermies y ambos comentamos lo sorprendente de mi natación saliendo un minuto por delante suyo mientras alguien nos canta que estamos en posición 30 de la carrera.
Me propone irnos relevando para marcar el ritmo y le respondo que lo voy a intentar. No obstante, la lógica me dice que si él me ha dado alcance es porque su ritmo medio es superior al mío.
De todas formas, durante toda la primera vuelta vamos pasándonos “relevos” para finalizar los primeros 35 kilómetros en unos 59 minutos. El hecho de mantener la distancia legal entre nosotros supone que no se nota un descanso por el hecho de ir detrás (el rebufo no existe y por lo tanto hay que mantenerse pedaleando en todo momento) pero mentalmente sí ayuda el ver por delante a un compañero marcando el ritmo.

Al iniciar la segunda vuelta, Hermies me adelanta y le hago saber que voy a bajar el ritmo. Me empiezo a notar ya fuera de punto y a temer que me pase factura durante el último parcial de carrera a pie.
Dicho y hecho, Hermies empieza a tomar ventaja… a cada kilómetro que pasa, su figura se va haciendo más pequeña ante mí hasta que llega un momento en que apenas puedo distinguirlo.
Tomo una referencia en una de las largas rectas de la carretera a Figueras y ya me ha cogido casi un minuto mientras algún que otro triatleta me adelanta colocándose entre los dos miembros del Terrassa.
Mención especial al momento en el que escucho una especie de zumbido que me sorprende y me giro en busca de la fuente emisora de dicho sonido…. Una veintena de triatletas avanzando en bloque me da alcance y sobrepasa justo antes de pasar desde la carretera nacional a la comarcal camino a Esponellà…. Me coloco a una distancia prudencial, incluso obligándome a frenar para no entrar en la estela de los últimos del grupo. 

Transcurridos unos kilómetros, llega una moto de la federación y, pese a la queja de algún que otro compañero que va tras de mí, los jueces no han visto el drafting en la carretera principal y, en esta carretera secundaria, hacen la vista gorda debido a lo sinuoso del trazado.
Llego al “puerto” donde empiezo a pasar unidades descolgadas del ilegal grupo mientras escucho tras de mi como le marcan penalti desde la moto a un triatleta que llevaba a rueda.
Curiosamente, me parece divisar a Hermies subiendo el puerto por delante, no demasiado lejos de mí. Quizás también se ha visto obligado a ceder ritmo para no caer en la estela de lo que queda de grupo, que también lo ha sobrepasado.
En todo caso, las diferencias entre nosotros se han recortado sustancialmente y lo veo a unos escasos 30 segundos por delante mío en la interminable recta que se abre nada más acabar el tramo de ascenso.
Últimos kilómetros del parcial y llego a la línea donde un juez indica que toca apearse de la bicicleta.
Tiempo ciclismo (con transiciones): 2h03’’24’’. Parcial 38

Avanzo hacia el lugar donde por fin le disfrutar a mi flaca de un merecido descanso y veo que Hermies está colocándose las zapatillas.
Le aconsejo riendo que se lo tome con calma mientras yo trato de hacer una transición rápida de zapatillas y salgo unos 30 segundos por detrás suyo.
Los primeros compases del cambio de deporte se desarrollan sin problemas, me noto corriendo con una cierta fluidez a buen ritmo, sin notar ningún problema grave de falta de energía o fatiga muscular. Por lo tanto, ahora toca concentrarse en mantener la mente firme esperando que el cuerpo sea capaz de mantener el ritmo hasta el final.
Paso la primera vuelta y veo que Hermies me ha ido ganando ventaja, unos 40 son los que me cantan transcurridos los primeros 6kms de carrera. 

En la segunda vuelta el ritmo ha ido cayendo hasta estabilizarse en 4’10-4’15/km, por encima del ritmo llevado durante los primeros 6kms (alrededor de 4’/km) pero suficientemente bueno todavía como para preocuparse.

Especial momento de alegría cuando veo a Sandra con Amaia en brazos. Mi hija está con esa alegría expresiva que tiene, dando palmitas a todo aquel que pasa corriendo frente a ella. Chillo su nombre y escaneando en cámara lenta, consigue enlazar su mirada con la mía por unos instantes…. Curiosos regalos te da la vida.
He llevado un gel todo el recorrido conmigo con la idea de utilizarlo solo en caso de extrema necesidad y es al iniciar la tercera vuelta cuando creo que ha llegado el momento de hacer uso del mismo pues empiezo a notar como las reservas se están vaciando peligrosamente.
No sin cierta reticencia, abro de un mordisco el envase del gel e introduzco el contenido en la boca.
Mi rendimiento está bajando en picado mientras me cantan que Hermies sigue a unos 40’’ al finalizar la segunda vuelta. Yo sólo puedo preocuparme de cuál va a ser el comportamiento de mi cuerpo durante los últimos 6kms pues me noto bastante roto.
El ritmo sigue bajando y los ritmos que veo en la pantalla del Garmin cada vez están más cercanos a 4’30’’. 

Empiezo a pensar que me va a tocar caminar en la zona de la carretera….
- Muy bien! Vas a bajar de 4h.. menudo crack! – Me anima un chico que avanza a mi lado desde hace un rato.
- Bufff!! Si te cuento como voy… Me mantiene corriendo la pulsera verde (símbolo de no tener que darle más vueltas al circuito) pero, en cualquier momento, me vengo abajo y tengo que caminar.- le explico.
Creo ver a Hermies un poco más cerca… Si, la figura espigada con gorra blanca, a unos 30 segundos por delante parece que es el.
De vez en cuando me sobreviene una cierta dosis de energía que me permite acelerar hasta que me noto vacío nuevamente y mi ritmo vuelve a descender. El chico debe ir alucinando viéndome hacer la goma como un loco, jajaja.
Por fin abandonamos la carretera y ya sólo faltarán los dos largos kilómetros recorriendo el carril bici. 
Avanzo con dificultad pero el hecho de saber que son los últimos momentos de sufrimiento me dan energías como para acelerar la velocidad. Dejo atrás al chico que me animaba.. un chaval muy majo, de los que se nota que disfrutan con el deporte… lástima que no retuviera su cara para poder charlar con él al acabar la prueba.
Poco a poco voy dando alcance a Hermies quien, sin duda, se ha vaciado durante la última vuelta a pie.
Yo voy mal, él va peor.
Me pongo a su lado faltando 1,5kms a meta y le pregunto qué tal va. Me confirma que va muerto y, aunque le comento que me quedaré a su lado para acabar juntos, me anima a que tire solo.
No todos los días puede uno acabar por delante de un crack como él así que, animándole sinceramente, cambio el ritmo y me dejo avasallar por la inyección de adrenalina que supone saber que estoy a punto de finalizar una dura prueba y, encima, haciendo un buen papel.
Recta final, aplausos del público asistente y entro en meta levantando los brazos. 
El tiempo de carrera a pie ha sido de 1h20’12’’ (parcial 63), unos 3 minutos más de lo que tardé en 2010 pero estoy muy satisfecho. 
Tiempo total carrera: 3h48’00’’. 
35 clasificado.

Hasta catorce son los compañeros del CNT que van llegado, cada cual con su historia particular durante la mañana, pero todos contentos de haber finalizado el reto.


La semana siguiente al B de Banyoles debía intentar mantener el tipo junto a Quique, Casoni, Elias, Samu y Hermies en el equipo A del CNT durante el triatlón por equipos del Prat, una prueba que disfruté terriblemente el año anterior.
No obstante, la tarde anterior a la carrera, me sobrevino un fuerte dolor en el pecho que no desapareció durante la noche.
Para dar cierta tranquilidad al personal, hace poco me realizaron un ecocardiograma certificándome que tenía en perfecto estado de forma todo lo relacionado con la zona coronaria. Se trataba más de un tema pulmonar, tal y como lo veía yo.
Esta vez no entraré en detalles sobre la carrera. No la disfruté tanto, sinceramente pues estaba un poco preocupado por el dolor pectoral.
Al bajar de la bicicleta e iniciar el parcial a pie, donde pensaba podía dar lo mejor de mí al equipo, sencillamente no podía correr. El dolor era tan punzante que me forzaba a doblarme hacia delante con lo cual decidí parar de correr a los 300 metros de iniciar esta sector.
Lamento no poder haber dado más al equipo pero hay ocasiones en las que simplemente uno debe parar…. Para lo que nos pagan, jejeje.
Fantástica actuación de todos los nuestros, el equipo A firmando una fabulosa 5ª plaza en el Campeonato de Catalunya de triatlón por equipos y el equipo B demostrando que sería un excelente A de muchos clubs!... vaya cracks!.

Los días posteriores el tema fue a peor, llegando incluso a pasar una noche con algo de fiebre.
Debería haber ido al médico, lo sé… pero no lo hice y los distintos autodiagnósticos que me he ido haciendo durante estas semanas, se han basado en conjeturas… La última de ellas es que se ha tratado de alguna insuficiencia pulmonar (o asma) debido a una alergia a las gramíneas que se va agravando con los años.

Durante una semana tuve que parar el ritmo de los entrenos y, poco a poco, fui aumentando nuevamente tanto el número como el volumen de éstos. Algún día (los que he salido a correr por el campo) he acabado estornudando como un energúmeno con los ojos rojos, algún otro me he asustado al ver mi cuerpo lleno de aureolas rojas en el espejo antes de entrar en la ducha… así que la idea de la alergia ha ido cobrando importancia.
Muy contento, al menos, de haber podido completar los 4000m de la ya tradicional travesía de Comarruga donde un buen ramillete de amigos pudimos disfrutar de un mar en calma y una comida de hermandad en el mismo club naútico.





En todo caso, esta semana ya me encuentro mejor y me empiezo a motivar de cara al triatlón de Zarautz, el próximo sábado. Espero disfrutarlo a tope!.

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