lunes, 1 de octubre de 2012

Sailfish Berga... y tamporada 2011-2012 al bosillo!

Después del largo vacío prosaico en el que he dejado inmerso al blog, regreso para resumir lo que ha dado de sí el periodo post-Zarautz en el que no he desconectado en absoluto de mis labores triatléticas.

Aunque mi temporada, tras cruzar la meta en Zarautz, ya contabilizaba con 11 meses de entrenamiento tras de sí; el subidón obtenido con la buena carrera por tierras vascas; me hacía buscar algún nuevo pretexto para seguir castigando un poco más al cuerpo. Entre unos y otros, llegamos a la conclusión que el Sailfish de Berga podría ser un buen punto y final para la temporada 2011-2012. Y así fue como, en pocos días, estábamos algunos de nosotros inscritos ya en la prueba y lanzándonos los primeros cuchillos vía virtual (léase mails, watsapps, etc, etc…).

Una buena noticia era el regreso de Jordi Fabra al escenario competitivo y, por qué no decirlo, un buen aliciente para todos. Si bien, en distancias “cortas”, la natación le condiciona bastante; en el caso de larga distancia sus brutales parciales de ciclismo y carrera a pie, igualan con creces el tiempo perdido en sector acuático. Así que, aunque tras pasar algunos momentos de dudas por no tener tiempo suficiente para preparar la carrera, finalmente se decidió y estaba entre los inscritos en Berga.

Algunos de los compañeros de fatigas, como Alex y Sergio, no formarían parte del coro de voces para este concierto… compromisos familiares o falta ya de motivación en una temporada muy larga, dejaban fuera de juego a ambos contrincantes; mientras que el siempre combatiente Carlos no fallaba y se pasaba dos meses pedaleando sobre una especie de broma metálica (algo similar a una california BH) a medias espectaculares desde que una fractura en el eje pedalier de su Kuota, le obligaba a aparcarla en el taller durante muchas semanas.



Tras la fantástica experiencia en Zarautz, vinieron unos días de descanso y la gran sorpresa de resultar ganador del concurso de relatos organizado por BH cuyo premio resultó ser una fabulosa BH Speedrom 7.1:


(Mas Feliu que una Perdiu con el premio)

Algo más de tres meses por delante hasta el Sailfish de Berga, tiempo más que suficiente para meter un ciclo de volumen y calidad pero tiempo más que suficiente, por otro lado, para minar la motivación y espíritu de sacrificio necesarios para conciliar los entrenos con la familia, el trabajo, etc…

Para darle algo de diversión al asunto, incluía un par de competiciones en la planificación: la Aquatló de Creixell y el Triatlón olímpico de Banyoles. Sin poder afirmar que me aportaran nada especial, al menos cumplieron su función y me sacaban de la monotonía de tanto entreno en solitario.



Foto salida Aquatló Torredembarra-Creixell


 Ultimos metros de sufrimiento en Banyoles Olímpico

Un par de semanas antes de la cita en el Berguedà, obtenía uno de los “caprichos” que hacía tiempo perseguía: unas nuevas monturas que le dieran un aspecto más “fiero” a mi flaca…. Las Reynold Assault han conseguido el efecto con creces!:



Y con las fuerzas mentales ya en reserva llegaba por fin la ultima cita de la temporada: El Saifish de Berga.

La competición, al igual que la mayoría de carreras largas, no empieza el domingo a las 10am. Empieza unos días antes analizando el parcial ciclista sobre el papel (y parte del recorrido in-situ aprovechando que estamos instalados todo el año en un cámping cercano) pero, sobretodo unas horas antes cuando en compañía de Sandra, Amaia, Merche y Carlos nos acercamos a cenar a Berga la noche anterior.
Tan sólo he necesitado hacer en coche una pequeña parte del circuito a pie para comentarle a Carlos una premonición: - Mañana van a haber más pedos que en un hospital de ancianos!.

Si ya había pensado reservar un poco en bici ya que en los últimos meses no he podido hacer tiradas largas, ahora la estrategia cobra una nueva y reveladora dimensión: “O levantas mañana el pie en todo momento o no acabas la carrera”.

Al despertar sigo manteniendo el pensamiento firme pero nada más llegar al embalse hago caso omiso a mi intención original y me coloco dentro del agua en primera línea, junto a los pros…  Menudo gañán, jajajaja!



Salida un tanto rupestre y, sin demasiado estrés durante los primeros metros, tengo la gran suerte de compartir todo el camino hasta la primera boya con un individuo que se encabezona en tirarse sobre mi constantemente machacándome a golpes a cada brazada. Tras cinco minutos recibiendo cíclica y repetidamente una colleja cada 5 segundos, decido pararme, dejarlo pasar observando como se desvía hacia la izquierda y con un correcto y educado “vete a la mierda!” encaro, ahora mucho más tranquilo, la línea que me separa de la segunda boya.

En todo momento nado sin pies por delante, bastante solo aunque relajado. Pasamos bajo el puente de la carretera y me sorprende ver lo lejos que han colocado la boya con respecto al gráfico de la web… -Esto se va a hacer largo -, me digo para mis adentros.
Una vez pasado el puente veo que llevo a mi derecha a la Patri, señal que estoy haciendo una buena natación y, aunque los últimos 500 metros se me hacen eternos, la mantengo a la vista en todo momento como referencia.

Anormalmente cansado salgo del agua e inicio la larguísima transición hasta localizar la bicicleta.  Dejo todo el material dentro de la bolsa, doy un beso a Amaia que me mira con cara de “pero qué narices está haciendo mi padre?” y salto sobre mi flaca para iniciar el circuito ciclista.

La natación ha resultado claramente más larga, unos 2200m aproximadamente. El tiempo de 32’50’’, sobre 1’30’’, no es para tirar cohetes pero en una carrera tan larga la relevancia de la natación no es muy notable. Estoy sobre la posición 50 en ese momento.

Los primeros 2 kilómetros contienen algún tramo que sube de veras y alguno que otro empieza a acumular gramos de ácido láctico en las piernas. A partir de aquí viene un terreno muy favorable para acoplarse y rodar muy rápido donde me concentro en repetir mi máxima “reserva, reserva, reserva” cada vez que me pasa alguna cabra a una velocidad que roza el insulto.



Llegados a Puig Reig empiezan unos 12kms de subida constante hasta llegar a Espunyola. No dudo un solo instante en quitar el plato y rodar con cadencia. Mejor perder algo de tiempo que empezar a clavar cuádriceps.

Segunda vuelta manteniendo la misma filosofía de reserva energética, me pasan algunos y yo paso a otros… el balance ligeramente a mi favor. Como, lógicamente, tampoco he andado dormido sobre el manillar, noto que las piernas ya no van tan frescas como en la primera vuelta.




A falta de 5Kms escucho como otra bala se acerca por la retaguardia, pero esta vez, al sonido de las ruedas de perfil le va unida una conocida voz:

- Ya te tengo!

Giro mi cabeza y no puede ser otra que la cara de kamikaze de Jordi Fabra la que se proyecta sobre mi pupuila…

Son estos últimos 5kms los más divertidos del circuito. Ambos nos vamos avanzando al tiempo que, con cada “relevo” nos inferimos unos cariñosos insultos el uno al otro, jajajaj


Momento en el que Fabra me rebasa (a mi y a otro que andaba por delante de mí)

Cuando va por delante, el tío tira como un animal y tengo que apretar dientes en alguna ocasión para mantenerlo a vista y poder llegar junto a él a boxes. La última rampa antes de encarar la transición está repleta de gente animando a ambos lados de la calle, una imagen para el recuerdo, sin duda.
Subimos fuertes y con un movimiento caótico para conseguir sacar los pies de las zapatillas en los escasos metros que quedan antes de alcanzar la línea de juez, nos metemos rápidamente en la zona de boxes.

Cambio de zapatillas y salgo, no sin dejarme las gafas de sol, unos segundos antes que Jordi. No tardará en alcanzarme.

He invertido 2h38’ en completar el circuito ciclista, incluidas transiciones… más rápido de lo previsto. Habré adelantado unas 10-15 posiciones sobre la bicicleta y estoy situado en algún puesto rondando el 35 ó 40.

Los primeros kilómetros a pie son siempre una incógnita y se hace necesario realizar un auto-escáner para comprobar qué tal funciona todo. En mi caso llevo buenas sensaciones y, al poco de salir de boxes, nos cruzamos con Hermies que nos debe llevar no más de 2 kms de adelanto.

- Ya te tenemos!, le grito riendo mientras veo que su cara no es de las mejores que le he visto en carrera.

Llevo suficientes reservas como para seguir manteniendo un ritmo cercano al 4’/Km sin más dificultades que el lógico decremento de velocidad cuando la carretera se pone hacia arriba y, llegados al km5, Jordi se empieza a quedar. Teniendo en cuenta todo lo que nos queda por delante y el gran parcial ciclista que ha hecho, pienso que se le va a hacer la carrera muy larga y, debo reconocer, que incluso pienso que le tocará caminar un buen trecho… pero nada más lejos de la realidad… ya no va a dejar de correr hasta el final y me va a tocar mantenerme en guardia en todo momento, jajajaja….

Sobre el km 8 llego a la altura de Hermies. Va absolutamente roto y no tiene ánimos para demasiada conversación. Avanzar a Hermies en carrera siempre supone un doble sentimiento enfrentado: por una banda, es una pasada pasar a uno de los mejores triatletas de la sección del CNT pero, por otra banda, siempre va ligado al hecho de que él se ha vacíado totalmente, no tanto por tener yo un ritmo superior al suyo. Obviamente, éste es uno de los aspectos clave de la larga distancia pero, sinceramente, me sabe mal que todavía no haya podido obtener el resultado esperado en esta distancia… Calidad deportiva y humana le sobra… así que el año próximo espero sufrir una de las tantas humillaciones a las que me tiene acostumbrado, esta vez en una carrera larga.





A partir de la segunda vuelta aplico la filosofía adquirida del maestro Romero: “Gestión”; y dejo que mis piernas vayan recibiendo los últimos kilómetros de castigo con la seguridad de que han hecho un gran parcial a pie.



Última rampa que paso trotando por orgullo más que por exceso de fuerzas y ya sólo me queda bajar al paseo y encara la larga recta de meta. Escucho en ese instante al speaker mencionar el nombre de Jan Siberssen, recordman de natación en el IM Hawai, así que supongo que he quedado bastante bien clasificado mientras me divierto corriendo sobre por última vez sobre la alfombra azul que me lleva al arco final.

1h23’40’’ es el tiempo que he empleado en recorrer los 19,5Kms que constituyen esta parcia. Un magnífico parcial a pie que me catapulta a la posición 24 absoluta y a una emoción final que me sabe a gloria.

Sandra y Amaia aparecen con cara de felicidad para decirme que he hecho un carrerón… me ven con buenos ojos, claro…. Pero esta vez tienen razón… hoy he hecho una carrera redonda, jejeje…

Espero que vayan llegando algunos compañeros de batalla: Fabra, quien ha retornado a la cometición por la puerta grande, cruza la meta en posición 36. Carlos llega unos minutos más tarde en una genial posición 76 y Alex García-Cascón, quien ha vuelto a coger un buen estado de forma en tan sólo dos meses, llega el 80. Con ellos hemos llevado un pique sano y divertido durante un tiempo, cosa que le ha dado el aliciente a estos meses de preparación.

Al resto de compañeros los vemos algo más tarde, ya con una cerveza entre las manos. Aunque cada uno ha vivido su personal experiencia, es siempre genial poder compartir una jornada de sufrimiento con todos ellos.




Es en ese momento en el que nos enteramos de la triste muerte de un triatleta durante el sector de natación, una noticia que difumina en tonos grises una hermosa jornada llamada a ser de colores y que no me deja impasible, sobretodo en lo que compete a la responsabilidad personal que todos tenemos al respecto.

Toca abrir paréntesis reflexivo…

Son numerosos los casos que se han dado ya en nuestro deporte (por no hablar de futbol, atletismo, etc…). Para mi es inconcebible que la Federación no obligue a sus federados a presentar una prueba de esfuerzo que garantice la práctica de un deporte tan exigente como el triatlón. Pero, dejando a banda que esto podría suponer un menor número potencial de licencias (licencias = euros), la responsabilidad final recae de lleno en cada un@ de nosotr@s y debería ser una de las cosas más importantes a integrar anualmente dentro de nuestro calendario.
Una prueba de esfuerzo supone 2horas y unos 90€…. Lo que vendía a ser un entreno justito de ciclismo y el coste de un par de zapatillas de entrenamiento. ¿A cambio?. Pues a cambio tendremos la seguridad de que nuestro músculo cardiaco no sufre un defecto escondido (o puede que si) y nos evitaremos (sobretodo a nuestra familia y amistades) una de esas reuniones a las que nadie le gusta acudir y en la que se recuerda las virtudes del lamentablemente protagonista en cuestión.
Lamento el tono serio de los últimos parágrafos pero el tema se lo merece. A menudo pensamos (primera persona del plural, puesto yo también caigo en ese error) que a nosotros ya no nos puede pasar:

- Joder! Si yo he corrido centenares de carreras, cortas, largas, explosivas, a rimos medios, etc…. – A menudo, nos solemos decir.

Lo curioso es que los compañeros que se quedaron en Gavà, Banyoles o Berga también habían corrido triatlones sprints, Olímpicas, Maratones o Ironman… y jamás habían notado una palpitación extraña anteriormente… Así que no busquéis excusas para no hacer vuestra mejor inversión este año.

En unas semanas, yo realizaré la mía.

Y final del paréntesis reflexivo…


Y con esto, final de temporada…. una gran temporada, sin duda. La última dentro de la categoría absoluta pues el próximo año ya me toca ponerme la gorra de veterano de primer año.

Entre algunas conclusiones a extraer de este largo año de entrenamientos estaría la confirmación de que mi cuerpo se va ralentizando cada vez más y asume cada vez peor las carreras explosivas en las que hay que salir a tope desde el inicio. Por otro lado, mi mente las disfruta cada vez en menor medida y, puesto que parece que cuerpo y cabeza acompañan en distancias más largas, mi tendencia deportiva se va a ir irremisiblemente decantando hacia este tipo de actividades.

Lejanamente vinculado a esta reflexión, empiezo a sentir un ligero cosquilleo por volver a sentir las emociones que viví en el pasado moviéndome entre montañas. Esta vez creo que podrían ser muy interesantes, por poseer una forma muy por encima de la que tenía aquel jovencito fumeta; así como una visión un tanto diferente de la vida.. la que dan veinte años de experiencias a la espalda.

En fin, de momento y ya en mi segunda semana de descanso….. me lo miro a una cierta distancia…


1 comentario:

  1. ya echaba de menos tus rollos triatleteros (todo el mundo tiene algo masoca en su interior). Pues nada (adverbio, no verbo) a descansar y a disfrutar del paisaje. Por cierto, me gusta la perspectiva de la última foto.
    Un abrazo

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