sábado, 3 de julio de 2010

CRONICA IRONMAN NIZA 2010




Cuesta ordenar el aluvión de sentimientos, pensamientos y recuerdos desde el día que hablé con Sandra sobre la posibilidad de inscribirme en esta locura hasta el momento en que abrimos la botella de cava tras la llegada de Lluis Torres.

Me parece notar un picor extraño en los ojos al escribir estas palabras....

Todo el proceso de convertirse en “finisher” (se acabe o no la carrera) es maravilloso y pasa por experiencias de todo tipo: bajones mentales sobre la bicicleta, momentos de placer, pájaras físicas monumentales, decenas de instantes mágicos haciendo deporte sólo o en compañía… pasar de ser un corta distancia a que el organismo llegue a asumir las largas horas de entrenamiento, para mí, ha sido muy duro pero, una vez el cuerpo y la mente se habían adaptado, lo he pasado en grande entrenando y llegué a Niza con ganas de más. Y eso, tal y como me comentaba Jordi Elias, es la situación optima para llegar a un objetivo deportivo.

Los días previos fueron más que geniales, pese a esa ligera presión que te oprime continuamente el estómago y no te permite estar completamente relajado. Nos hospedamos en una casa preciosa, regentada por François y Francesco (a este último no lo conocimos) los cuales habían hecho un gran trabajo de remodelación y decoración.

En dicha casa hemos pasado muy buenos momentos en compañía de Xeli, Sergio, Sandra, Carlos, Maite y David… Son ese tipo de personas que están hechas con una masilla especial, una pasta muy costosa de encontrar y de los que te sientes orgullosos de conocer. (Hasta aquí la concesión romántico-poeta, siempre lo negaré en público, vale?.... jejeje).

Mucha pasta, muchas risas, alguna que otra compra en la Expo-village empapados por el ambientazo Ironman, fotos y paseo de rigor por Montecarlo para dejarnos claro que hay gente con mucho dinero por el mundo mientras otros hacemos piruetas para ver si el Ibiza nos aguanta unos años más…. Mmmmmm… that’s the life, man!.

Sin demasiados problemas para conciliar el sueño la noche anterior, me despierto sobre las 4:30am para engullir los dos sandwitches preparados previamente y, sin más preámbulo nos disponemos a marchar camino de boxes donde deberemos hacer los últimos preparativos: repasar la bicicleta, colocar alguna barrita y gel, dejar la ropa con la que nos vestiremos al finalizar…. Ufffff…. Finalizar, ese es el objetivo del día, de los últimos meses, de hace ya casi un año.


Esa mañana, creo que en general, los nervios no eran tan grandes como habíamos supuesto… La idea estaba bien formada en mi mente: Has sufrido y disfrutado tanto durante tantos meses para llegar hasta aquí que hoy no tienes más remedio que aprovechar cada pequeño momento de la fiesta que te han montado. Pese a mi máxima, el respeto era latente a medida que nos acercábamos a la hora de la verdad.

El único resquicio de miedo que sentía en mi interior se centraba en la natación. Aunque se trate de un trámite (porque realmente lo es), la experiencia en la travesía de Comaruga me tenía muy tocado (no tenéis idea real de hasta qué punto lo pasé mal aquel día) así que, con un nudo en la garganta, el neopreno medio colocado y mis gafas con el pececillo impreso sobre la goma; me dirigía junto a Sergio y Carlos hacía la salida repitiendo una y otra vez: - Venga! Al matadero!.

De camino a la salida, entre miles de personas embutidas en neopreno, nos encontramos a algunos compañeros más: Charles, Bigordà, …


Sergio comenta que quizás lo mejor sea colocarse en el cajón reservado a los -1h25 y como ninguno de nosotros había aguar la fiesta de Marcel, pensamos que era una buena decisión.

De repente y casi sin tiempo a reaccionar escuchamos el bocinazo de salida y nos lanzamos al agua. Es curioso como las piedras sobre las cuales resultaba imposible caminar hace un momento, ahora apenas se notan bajo los pies.

Sin ningún incidente destacable me encuentro nadando ya a mi aire. Levanto la cabeza intentando fijar el punto de referencia rojo pero la boya está lejos. No, lejos no,… lejísimos… es pequeeeeeña y parece que se va a hacer largo llegar hasta allí.

Sigo concentrado en el ritmo y en evitar los despistes de orientación de los que nadan a mi alrededor pero también los míos propios mientras empiezo a ser consciente que esto ya ha empezado, que estoy en medio de eso que hace unos años veía en la tele mientras pensaba:

- Bufff!!! Estos son sobrehumanos… Si un día consiguiese yo hacer eso…. – Y allí estaba yo. Las sensaciones afloraban y no habíamos hecho más que arrancar los motores.

¿Ya he hecho la primera vuelta? ¿2400m?. No me ha parecido tan largo. Me autoevaluo y veo que no hay molestias de ningún tipo.

Estoy contento.

- Vamos, tan sólo quedan 1400m, una olímpica – Sale de mi boca.

Me vuelvo a lanzar al agua tras escuchar por unos segundos el sonido ensordecedor de miles de personas que se han levantado antes de las 6 de la mañana para vernos…. No me preguntéis si le pondría precio a ese instante porque simplemente no lo tiene.

Me retiro hacia la derecha para seguir progresando tranquilo y de repente tengo la tremenda necesidad de parame. No porque necesitara descansar sino porque quiero observar desde el centro de este inmejorable escenario en el que me encuentro todo lo que está pasando a mi alrededor:

Miro a la izquierda y veo centenares y centenares de gorritos azules y rosas mientras brazos se arquean fuera del agua de una forma rítmica, casi musical. Al fondo el sol está apareciendo y el cielo ya se tiñe de ese color difícil de definir, entre naranja y azulado.

Giro la cabeza a la derecha y se vuelve a repetir una fotografía similar con centenares de personas que hoy están luchando para cumplir un sueño.

Al fondo, la costa con todo el público observando el espectáculo.

Y allí, en medio de algo tan grande, me doy cuenta que yo también formo parte… yo soy unos de los que hoy hacemos historia!!!.

Fueron los 15 segundos mejor invertidos jamás en una carrera y os recomiendo sinceramente que cuando estéis en medio del mar en el Ironman realicéis este proceso… no os arrepentiréis!.

Con esta colección de diapositivas archivadas ya de por vida en mi retina, sigo nadando para completar el sector al que más miedo tenía. El mar parece moverse ligeramente pero estoy demasiado pletórico para que eso ya me afecte.

Salgo del agua trotando y como si estuviese realizando la transición de una esprint sigo los pasos aprendidos: neopreno a la cintura, gafas y gorro en la mano los cuales, como si de un juego de manos se tratara, desparecen con un rápido movimiento dentro de una de las mangas del neopreno al tiempo que me lo voy sacando.

Paso bajo el arco de tiempo y veo 1h07’40’’… el crono se ajusta bastante a lo que había previsto y primer escollo superado.

Rápidamente me coloco el casco, gafas de sol, dejo la bolsa en la zona “drop-off” y voy a buscar mi super-bike donde tengo las zapatillas enlazadas con gomas… jejeje.

Los primeros golpes de pedal me parecen duros y con sensación de no llevar buenas piernas pero al mirar el velocímetro… ups! Si voy fregando los 40Km /h!!!

Todo el mundo sale flipado los primeros kilómetros en bicicleta: acoplados, apretando dientes… hasta que la mente se pone en su sitio y te lanza un mensaje realista: -Que te quedan 180Km, tio!!

Poco a poco voy tomando un ritmo más acorde a lo que queda por desgranar.

Los primeros kilómetros son planos y puedo rodar bastante rápido. Bueno! Eso si no tengo en cuenta los aviones que me van pasando por los lados… parece mentira que alguna gente pueda andar así en bicicleta.

Llevo un pequeño mapa pegado sobre el manillar con el perfil de la carrera y donde he indicado la ubicación, longitud y porcentaje de los puertos. Incluso algunas anotaciones para tener una idea de lo que me encontrare en cada uno de estos ascensos.

MAPA PERFIL

El primer obstáculo lo tengo marcado en el Km20 y la palabra que he escrito es “RAMPON”…”500m al 10-12%”.

-Bah! No será para tanto.

Llego al 20 y ya veo al fondo los voluntarios indicando que hay giro a la izquierda y subida fuerte. Bajo plato y encaro los primeros metros del supuesto “rampón”. Veo gente subiendo con el molinillo mientras pienso que no es tan grave y todavía reservo un piñón por si acaso.

De repente la carretera toma un giro a la derecha y me veo en medio de una mega-rampa que ríete tú de la V. Presiono la palanca derecha una y otra vez pero allí ya no hay nada más que poner mientras de pie coy dejando caer mi peso sobre los pedales de forma alterna y consigo, in-extremis, coronar la famosa “Condamine”.

Sobre el Km 30 veo un maillot del CN Terrassa unos metros por delante y Jordi Hurtado es quién va dentro de él. Me comenta que esá regulando a tope y me recomienda que vigile con la bicicleta.

En aquellos momentos lo cierto es que voy bastante cómodo y sigo con mi ritmo pensando que, efectivamente, debo ir con pies de plomo.

Entre la multitud de aviones que me avanzan aparece el mísil Alex G-C que me saluda como si no pasara nada.

- Dios mío!!! ¿Pero cómo vas así? – Le grito.

- Es que ya no llevo la rueda frenada – Me responde mientras se aleja riendo. (El día anterior le comenté que una de las pastillas le estaba frenando la rueda posterior… el tío está tan fuerte que ni lo había notado… que bestia!).

Para no extenderme demasiado diré que los kilómetros fueron pasando mejor y más rápido de lo que había previsto y con momentos de todo tipo:

Malos como los dolores intermitentes de barriga que me acompañaron durante la mitad del parcial y que me tenían más preocupado por hallar un lugar donde poder evacuar, que no por las dificultades propias del circuito; o los últimos kilómetros con viento en contra que se me hicieron especialmente duros y en los cuales tomé la decisión de jugármelo todo y apretar dientes y bielas para acabar lo antes posible.

Asímismo hubieron momentos geniales como las tremendas ganas que me entraron sobre el Km110 de correr la maratón con una confianza total en mi mismo. O los magníficos paisajes que nos bridó la orografía Gala durante buena parte del trayecto.

Aun me pasaron un par más de misisles antes de acabar el sector: Sergi Domeño y Jordi Fabra. Ambos andaban muy rápido pero con un pedaleo fácil… que envidia!!!... uno siempre desea mejorar.

Enfilando la recta de llegada era consciente que había apostado fuerte. El ritmo había sido más alto que el que pretendía llevar y había hecho caso omiso de los consejos de la mayoría de los compañeros. Los 175Km los había completado a un ritmo más alto del de “paseo2 que tenía en mente y no estaba seguro si podría correr la maratón.

Tiempo total en bicicleta: 5h46’51’’… Bastante mejor de lo soñado.

De hecho, cuando entrego la bici al voluntario y entro en la carpa de transición, todos los músculos de las piernas me duelen. En aquel preciso momento en el que una amabilísima voluntaria me sacaba las cosas de la bolsa, me incorporé y mirando las zapatilla tiradas en el suelo, me dije a mi mismo: - Ostia! No puedo correr!!!.

- Do you need any help? – Me preguntó la chica cuando me vio allí parado sin reaccionar…

Como si de una bofetada se tratara, todo cobró forma en mi mente de nuevo y le respondí sonriendo:

- No, thanks! Ya me espabilo yo solo!!!.

Garmin, calcetines, zapatilla y gorra… y dipuesto a encarar por primera vez el Paseo de los Ingleses.

Una vez sales de boxes lo primero que haces es acojonarte por la cantidad de gente que hay gritando y animando… es impactante. No puede más que sonreír cuando pases al lado de los tuyos y notas como los decibelios aumentan hasta niveles peligrosos para la salud.

Encaro la recta y voy como una moto, miro el GPS y me indica una velocidad inconfesable así que me fuerzo a rebajar el ritmo hasta encontrarme cómodo.

El calor apreta de lo lindo. Por lo visto las temperaturas están rondando los 35ºC.

Paso el primer avituallamiento y sin preocuparme de si se me mojan los pies atravieso la primera de las duchas previas a las mesas de bebidas y sólidos. Paso como una exhalación enganchando al vuelo todos los vasos que puedo: agua, cola, agua, otro de agua, un gel… puajjj!! Lo tiro, tengo la barriga hasta las narices de geles.

Vuelvo a mirar el GPS y parece que se ha congelado el 4’28’’/km en la pantalla… Nene, afloja que aquí no se pueden hacer bromas.

Me vuelvo a serenar y a dedicarme sólo a ir cómodo, a dejar ir las piernas y sentir que estoy invirtiendo la mínima energía…. Ommmmmmmm…..

- Ahora si!!! – Me noto ligero, tranquilo, aeróbico total…. Bien, Isma, bien!. Mira ahora la velocidad a la que vas, seguro que ya estás cerca del 5 que te habías marcado como objetivo……..

Giro la muñeca buscando el indicador de la velocidad, esta vez ajustada y… Coño, Isma! Todavía vas a 4’30’’!!! ¿Pero qué haces???.

Decido mantenerme firme a mis sensaciones y seguro de que puedo aguantar, como mínimo hasta el Km20 corriendo. Si llego al 20 ya se que soy finisher, me voy repitiendo internamente.

Así completo el primero de los 4 giros, los primeros 10Km. Con el corazón en un puño pasa por la zona de llegada y vuelvo a sentir el sonido atronador de toda la claca, veo a Sandra chillándome y riendo… seguro que ya está tranquila.

Vuelvo a encarar el aeropuerto y me siento preparado para la segunda vuelta, respirando tranquilo, buscando las sensaciones voy sumando kilómetros a un ritmo que no había soñado previamente.

El Km 20 está a tocar, todavía voy bastante entero y siento que, a partir de aquí, entro en la dimensión desconocida… lo que no he probado en ningún entrenamiento… más allá dels 20 tras una paliza en bicicleta.

Nuevo revulsivo al paso por boxes, busco nuevamente a Sandra y le indico con el pulgar que voy bien.

Aunque los músculos se empiezan a ralentizar y las sensaciones van empeorando notablemente (lógico, no?), todavía puedo completar la tercera vuelta, la vuelta que más temía, sufriendo mucho pero a un ritmo todavía muy bueno; sin parar de beber agua y cola (los comentarios sobre la bebida Infinit los dejo para otra entrada, jejeje) y comiendo, sobretodo plátanos y naranjas más algún que otro gel que me obligo a tragar.

Esta tercera vuelta, la del Km 20 al 30, la he pasado marándome objetivos inermedios: “Ahora tienes que llegar donde están aquellos chavales tocando los bongos” “Sigue corriendo hasta qe encuentres el Hotel Negresco”, etc… buffff… ya se empieza a hacer duro de veras.

Me saco la gorra al pasar por boxes ante toda la gente que me grita animándome y conscientes que ya sólo me queda una vuelta.

Se me eriza el vello cuando me colocan la última de las pulseras, la anhelada pulsera blanca.

Nuevo giro y ya estoy en la cuarta y última lucha con el paseo. Vuelvo a buscar con la mirada el famoso hotel Negresco, me vuelvo a sentir bien, sólo me quedan 10Km!!!

Las piernas empiezan a doler bastante y decido marcarme pequeños retos durante estos últimos 10Km. Decido que pasaré los avituallamientos caminando en lugar de corriendo. Por una banda, ya hay mucha gente parada en ellos y me he dejado algún que otro vaso por no quererme parar. Por otra banda, necesito esos pequeños “breaks” mentales para poder volver a retomar el ritmo con ánimos.

Los sentimientos y sensaciones van y vienen, me dan energías y me ponen la piel de gallina. Sobre el kilómetro 33 me acompaña el recuerdo de mi padre, a quien quería dedicar esta carrera desde que me apunté… como hubiera flipado…, y empiezo a pedirle en voz alta que me empuje estos últimos kilómetros, que esto va por él… no puedo evitar romper a llorar durante un rato. Aprieto los dientes y ya noto como me está dando fuerzas… vuelvo a correr rápido, lo noto reamente mientras sigo gritando en voz alta.

En esa nube paso unos cuantos kilómetros.

- Venga Isma!!! ¿Cómo vas???.

Giro la cabeza a mi izquierda y veo a Jordi Elias corriendo en paralelo por el paseo. Todo un referente en el mundo del triatlón dándome ánimos y gritándome que lo que estoy haciendo es brutal….

- Esto ya no me lo quita ni Dios, Jordi! – Le respondo pletórico.

Con sus ánimos, e incluso haciendo bromas, paso un par más de kilómetros hasta llegar nuevamente al aeropuerto.

La emoción es brutal, ara me estoy dando cuenta real que estoy a punto de ser finisher. “Sólo” me quedan 5 kilómetros!!!

Pese a esas ganas, alegría y saber que estoy llegando, los músculos se empiezan a poner rígidos y tengo que hacer un gran esfuerzo para no parar a caminar… la mente me dice: - Pero si ya la tienes, camina un rato..- Pero el GPS me chiva que todavía estoy corriendo a un ritmo de 5’/Km así que decido seguir corriendo… Si soy capaz de mantener esta velocidad es que la mente, cobarde en ocasiones, me está intentando engañar.

No es hasta el último kilómetro que estoy completamente seguro de que no pararé de correr hasta cruzar la línea de meta y los últimos 500metros no puedo hacer otra cosa que gritar de alegría, reir y volver a gritarr….. lo estoy a punto de hacer.

Linea de meta al fondo, escucho chillidos de Sandra desde la derecha (que contenta está), me paro de golpe, la beso y encaro el arco que tantas y tantas veces he soñado en cruzar.

Durante los últimos 50 metros levanto la mano y la mirada al cielo y se le dedico treinta mil veces a mi padre mientras paso bajo el arco al tiempo que salto de alegría!!!.

El crono marca 10h31’21’’ y la maratón la he hecho en 3h27’30’’…. Impresionante…

Las emociones posteriores son tan fuertes que no las puedo describir con palabras y se repetirán cada vez que uno de los nuestros cruza aquel arco: lágrimas, emoción, alegría y así hasta 12 veces.

Agradecimientos podría dar muchísimos, el primero y más grande a Sandra por los meses de paciencia, cambios de humor, etc.. (en privado me ha confesado que no ha sido para tanto pero jamás lo reconocerá, jajaja).

Después es un no parar: al crak del Elias por sus entrenos, paciencia, accesibilidad y humildad; a cada una de las personas que nos estuvieron animando (I-N-C-R-E-I-B-L-E !!!), a los compañeros que han hecho llevaderos todos estos meses de compartir historias y entrenos increíbles. Finalmente gracias al propio “Ironman” por mostrarme quien es realmente y que acabarla en 16 horas tiene un mérito increíble!!!

Ironman, nos volveremos a encontrar???



5 comentarios:

  1. Joder tio se me ha puesto " la gallina de piel" con esta crónica. No te voy a felicitar porque pienso que no lo merezco y no sé como expresarlo. Al leer esto me siento como el esclavo que no tiene permitido mirar a los ojos del rey porque es un ser inferior.
    Un chiste tonto que viene al caso " un enano muy bajito que está en un entierro y no sabe como expresar su condolencia a la familia, de repente se pone delante del muerto y dice "" a que me lo salto a lo largo""
    Pues en mi caso te digo "" el lunes me voy a la piscina y me nado 25 metros """

    Felicidades Tricampeón!!!!

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  2. Ja, ja, ja, ja..... eres el rey!!!.
    Muchas gracias y me alegro que te haya gustado la crónica.

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  3. tenemos el fútbol a Nadal y ahora también a Isma, muy buena crónica, teniendo encuenta que no me gusta leer no he podido parar hasta saber el final,felicidades

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  4. ¡Enhorabuena machine! Por cierto, ¿vaya pedazo de fotos no? Saludos.

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  5. Gracias. Ya sabes, hoy en día con una buena máquina cualquiera hace fotos guapas, jejejeje... ay, perdón!. La verdad es que te quedaron muy chulas!

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